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sábado, 17 de octubre de 2015

Sobre la Bauhaus

La Bauhaus es un referente importantísimo para entender el nacimiento del diseño industrial, del diseño gráfico y de la educación artística en el mundo moderno. Fundada por Walter Gropius, un arquitecto visionario, esta escuela tuvo entre sus maestros a extraordinarios artistas, tres de ellos en la lista de mis indudables favoritos: Oscar Schlemmer, Paul Klee y Vasily Kandinsky.

El planteamiento del proyecto era absolutamente novedoso y, aunque con cierto carácter utópico en sus intenciones, concretado en una realidad contundente: llevar la técnica industrial al arte y el arte a la técnica para inundar el mundo con objetos embellecidos por el camino más plenamente moderno.

Todo esto a partir de un espíritu inaudito de experimentación plástica y con un sistema de talleres retomando la vieja fórmula medieval de maestros y aprendices, pero en una versión modernizada.

Mucho de esto se ha intentado adoptar en las escuelas de arte actuales con mayor o menor éxito, pero hay algo más en la Bauhaus que no es tan fácil de improvisar, y es esta especie de voluntad genuina apegada a un espíritu de su tiempo. Una energía extraordinaria proveniente quizá de una motivación colectiva que se sabía descubriendo algo de gran importancia para ellos mismos y para el futuro.

Yo he sentido siempre cierta fascinación con ese magnífico proyecto, surgido en la frágil República de Weimar, y, debo confesarlo, he tenido, ingenuamente quizá, la aspiración secreta de que bajo una motivación de la misma altura, un día pudiéramos conseguir en nuestro país algo similar, adecuado para nuestras propias condiciones, en la escala que acaso nos fuera posible.




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